29 May Pensamientos Estacados
Vuelvo a tener una estaca en mi corazón. Y otra más profunda en mi orgullo. Conocía las normas, conocía el juego… Y me dejé llevar por ella.
Y aunque una parte de mi quiera arrancarme el cuello por lo que voy a decir: No me arrepiento.
Mi Bestia estaba ganando la partida. No me tenía encerrado en el maletero como cuenta la metáfora, pero aún así, yo era el copiloto y Ella la que conducía sin hacer demasiado caso a lo que le decía. Solo pensaba en sobrevivir… en ocultarme… en ganar.
Ganar… tantos años en esto y nunca llegué a aprender que en este juego jamás se gana, solo se tarda en perder. Y ahora que estoy apunto de perder solo quiero que ella gane.
Es en su nombre en lo que no paro de pensar cada noche al despertar… Valeria…
Ella me enseñó que puede haber vida después de la muerte. Que podemos seguir siendo humanos… que lección más tonta, y a la vez, que lección más importante.
La gente la oye gritar, pero pocos la escuchan de verdad. Los únicos que lo hemos hecho hemos sentido el verdadero fuego de su clan. Por eso, o estamos con ella o contra ella. Los que la hemos escuchado, sabemos que no puede haber punto medio. O ella o ellos.
Pero tengo miedo, se está perdiendo persiguiendo un ideal. Lo que hizo podría haber significado el fin. Y aún así, contra todo pronóstico sigue viva. Supongo que los ideales son aprueba de sangre y estacas.
Y son a esos ideales a los que yo me vinculé, no a unas gotas de sangre, no a un rostro… Si no la idea de que aún siendo monstruos podemos construir un futuro mejor para los desgraciados que vengan después.
Desgraciados como los retoños que me acompañan en está cámara de tortura cuya idea de huir fue sesgada por La Bestia que me gritaba que me salvara. Lo siento mucho por ellos pero ella necesitaba tiempo para escapar y yo sólo no se lo hubiera conseguido.
Retoños como Vladimir que por azares del destino acabó en las garras de Zequiel y habría que ver si sigue vivo tras la caída del paraguas… Es curioso que ambos vayamos a caer de la misma manera…supongo que mismo nombre, mismo sino.
Y pensar que jamás voy a poder decirle lo que sentía a su padre…Y pensar que jamás podré mirar a la cara de nuevo a Dimitri…
Quizás ya no haga falta esconder más mi rostro tras cuero y vendas. Quizás ese miedo a encontrármelo tras cada esquina haya desparecido con él…
De todas formas no creo que consiga escapar de aquí.
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