JAQUE MATE

Al alba las cosas siempre dan un poco más de miedo en el Madrid de Mundo de Tinieblas. 

Sus frías calles llenas de polvo, contaminación y almas perdidas dan pie a un calor que poco a poco se va volviendo pegajoso mientras ese molesto polvo persiste y esa contaminación se va haciendo más densa a medida que la gente de apie toma el coche para ir a trabajar.

Pero ese miedo del alba es especialmente preocupante cuando alguien que es lo suficientemente viejo como para haber presenciado la caída de Constantinopla te convoca en la planta 42 de la Torre de Cristal.  Despacio, como un reo camino al matadero, la Sota de copas camina por los lujosos pasillos de la sede de SERVUS hasta llegar al despacho del hombre que está al mando de todo. El hombre que le liberó. El hombre al que ha traicionado en un arrebato de ira.

Esta vez el Rey de Copas no le espera contemplando meditabundo la Sierra de Guadarrama con una copa de vitae en al mano. No. Hoy está sentado tras el moderno escritorio, a juego con el suelo tableado de blanco y negro, y le mira sin parpadear. La sota continúa andando hasta sentarse frente a su jefe, manteniendo la mirada con el parco honor de los que se saben culpables.

Sobre la mesa, esparcidos hay un sinfín de papeles. Fotos, planos, noticias y  fichas del Proyecto Desvelo. Las caras de Zequiel, Julia Garza o Makarov los contemplan fríamente desde esas fichas que ahora están adornadas con la cruz estoque de la Segunda Inquisición.

El Rey de Copas mira a su empleado con una frialdad que podría solucionar durante unos años el cambio climático.

  • Te lo preguntaré una vez. ¿Has filtrado nuestros archivos a la Orden de San Leopoldo?

La Sota asiente. El Rey contiene la respiración.

  • Eres consciente de lo que has hecho ¿verdad?

La Sota vuelve a asentir. El Rey suspira.

  • No solo has puesto a los perros de la Segunda Inquisición sobre Madrid, otra vez. Si no que has llamado su condenada atención.

Golpea con el dedo un sobre negro con un anhk blanco que hay sobre la mesa.  La Sota asiente y traga saliva. El Rey comienza a sonreír triunfante. 

  • Excelente. Haz todos los preparativos, yo haré los míos. Buen trabajo. 

Extrañado a más no poder la Sota de copas se levanta, contempla una vez más las fichas del proyecto desvelo esparcidas por la mesa. El mismo proyecto desvelo que el filtro a la Segunda Inquisición. Comienza a andar con parsimonia hacia la salida, casi sin atreverse a parpadear temiendo su final en cualquier instante, cuando la voz del Rey de copas le intercepta antes de llegar al pomo de la puerta.

  • Ah, por cierto,  si vuelves a incumplir mis órdenes hare que te abracen y almacenen. Seguro que tu vitae sería deliciosa. 

La risa liviana que acompaña esa frase le hiela la sangre en las venas. Se apresura a abandonar el despacho dejando a solas al siniestro gobernante. El cual, ahora si, se sirve una copa de algo demasiado espeso para ser vino, de una botella que tiene una bella rosa a modo de etiqueta. Y se gira para deleitarse con el amanecer sobre la Sierra de Guadarrama.

  • Jaque mate.


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