JAQUE

Desde la planta 42 de la Torre Cristal de Madrid las vistas son cuanto menos impresionantes. Resta decir que combinan a la perfección con el lujoso estilo que posee el imponente despacho donde dos elegantes figuras, un hombre y una mujer de mediana edad, discuten.

  • Se han pasado de la raya, sabemos quienes son y sabemos donde están. ¡Hagámonos con ellos de una vez!

El hombre niega tranquilo mientras se levanta y camina despacio por el suntuoso despacho, absorto en las vistas. Viendo como el sol baña toda la parte Oeste de Madrid, la Sierra de Guadarrama. Sonríe.

  • No.

La mujer  parece que va a volver a decir algo, pero un solo gesto del hombre hace que se lo piense mejor. 

  • Bastante tengo con lidiar con los patanes de la Orden de San Leopoldo como para tener que aguantar impertinencias por parte de alguien de los nuestros. Y menos ahora. Me gustábais más décadas atrás, teníais más cerebro.

La mujer golpea la mesa con una carpeta, con la palabra “Proyecto Desvelo” escrita en ella. De la carpeta se deslizan un par de fichas con caras pálidas fotografiadas a traición con teleobjetivo.

  • ¡Han entrado en nuestras instalaciones de la zona Este! Se han llevado varios cuerpos neutros ¡Los tenemos grabados!

El hombre sigue sin inmutarse, mostrando su espalda a la acalorada mujer y deleitándose con las vistas.

  • Para haber nacido el s.XIX , sois demasiado infantil. Está todo bajo control, no hay nada que temer.

Como si acaba se darse cuenta de algo, el hombre vuelve a su escritorio y abre uno de sus cajones poniendo su huella sobre el.

  • Disculpad mis modales, no he ofrecido nada para beber. ¿Qué os apetece? Tengo un poco de arte, algo de ira, algunas unidades de locura y mi favorita, dos unidades de dignitas.

Sonríe al ver como a la mujer le cambia el rostro, por muy enfadado que esté un adicto, jamás dirá que no a una dosis. El hombre sigue hablando mientras saca dos copas y vierte en ellas las dos unidades marcadas únicamente con una espada y un cetro.

  • Todo está justo donde queremos que esté, los fanáticos de la inquisición están distraídos con Alcalá de Henares o Madrid, pero tenemos todo un banco de peces a nuestra plena disposición en la Sierra. Y son pececillos casi casi inteligentes, apenas llaman la atención de esos idiotas que se atreven a prenderle fuego al elixir de la vida eterna – sonríe mirando su copa con deleite-. 

La mujer, más calmada tras apurar su copa despliega las páginas de la carpeta en la inmensa mesa de cristal negro. 

  • Pero saben que existimos. Algunos incluso han logrado escapar de nuestras instalaciones y …

El hombre la vuelve a callar con un gesto.

  • Dejad de llorar de una vez. Si he dicho que está controlado está controlado. Ahora respetad lo que dicen vuestros mayores, apura tu copa y lárgate, me estropeas las vistas.

El sonido de unos tacones, acompañado de un portazo, dejan al hombre a solas con sus queridas vistas, su sed y sus planes. Unos planes y una sed enfocados en la vitae de los vástagos que pronto custodiarán sus más secretas y privadas bodegas. Se vuelve, absteniéndose un momento de sus privilegiadas vistas, sólo para dedicar un momento a mirar todos esos rostros pálidos que tiene distribuidos sobre su escritorio, su querido proyecto desvelo. Las mira sonriendo para sí mientras alza teatralmente su copa.

  • Jaque.

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.